Las aventuras del príncipe Achmed

Lotte Reiniger fue una figura única para la historia del cine de animación porque ahondó hasta la perfección en un arte muy particular, inspirado por los teatros de sombras europeos: el de las siluetas recortadas y luego animadas (técnica denominada cut-out) que nos transportan a universos fantásticos y mágicos. El gran valor de esta técnica de animación reside en la imperfección de lo creado de forma artesanal, lo "hecho a mano", ejemplo de ello es el largometraje Las aventuras del príncipe Achmed (1926) al que Lotte Reiniger dedicó tres años de su vida.

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